06/08/2025
Cáncer Infantil.
Una inyección para un niño oncológico no es solo un procedimiento médico… es un acto cargado de emociones profundas. Aunque para muchos adultos puede parecer algo rutinario, para un niño con cáncer, una inyección representa una experiencia que toca muchas capas de su mundo emocional y psicológico.
💉 ¿Qué representa una inyección para un niño con cáncer?
1. Dolor anticipado
El niño sabe que dolerá. A veces más por el recuerdo que por la aguja misma.
Se activa la ansiedad incluso antes de ver la aguja.
Puede generarse un “trauma anticipado”: lloran o tiemblan incluso sin haber sido tocados.
2. Pérdida del control
La inyección puede simbolizar que no tiene control sobre su propio cuerpo.
Se siente expuesto, vulnerable, obligado a “cooperar” con algo que no desea.
3. Confusión y desconfianza
Muchos niños no entienden por qué les “hacen daño” si supuestamente los están cuidando.
Esto puede llevar a desconfiar del personal médico o incluso de sus propios padres si no se les explica bien.
4. Miedo a lo desconocido
¿Dolerá más que la última vez?
¿Será como aquella vez que se infectó?
¿Por qué otra vez?
Su mente proyecta miedo sobre lo que no entiende completamente.
5. Símbolo de lucha
En niños que reciben apoyo emocional, la inyección puede transformarse en símbolo de su coraje.
A través del acompañamiento, muchos comienzan a verla como una prueba que pueden superar.
6. Cansancio acumulado
En niños con tratamientos prolongados, cada inyección es un recordatorio de que la enfermedad sigue ahí.
A veces expresan un cansancio emocional, diciendo frases como: “¿Otra vez?”, “Ya no quiero más.”
🧠 ¿Qué puede proyectar a largo plazo?
Ansiedad médica o fobia a las agujas (tripanofobia).
Rechazo a los hospitales o a personas con uniforme blanco.
Resiliencia: Si son bien acompañados emocionalmente, aprenden a ver el dolor como parte de su fortaleza.
🫂 ¿Qué hacer como adultos?
Validar sus emociones: decirle “Sé que duele y tienes miedo, pero estoy contigo”.
Explicar con palabras que entienda lo que se va a hacer.
Usar distracción y contención: dibujos, música, cuentos, respiración.
Dar recompensas emocionales: un abrazo, un elogio sincero, tiempo para hablar.
Corazón Valiente