27/05/2025
Llevaba años con mi pareja. Compartíamos casa, metas y hasta negocios. Pero de un día para otro, todo empezó a desmoronarse. Él se volvió frío, indiferente, como si ya no le importara nada. Llegaba tarde, no quería hablar, y cuando lo hacía, era solo para discutir. Yo sentía que algo andaba mal, pero no entendía por qué.
Busqué ayuda por todos lados. Fui con psicólogos, hablé con terapeutas de pareja, incluso visité dos personas que decían trabajar con energía espiritual. Hice rituales, limpias, baños con hierbas… gasté mucho dinero, tiempo y fe. Pero nada mejoraba. Todo seguía igual o peor. Me sentía vacía, desesperada, y comencé a perder también mi salud: no dormía bien, lloraba casi todos los días y sentía que nadie me entendía.
Hasta que una amiga que vive en el extranjero, en California, me contó su historia. Ella había pasado por una situación aún más fuerte: su esposo se fue de la casa sin decirle nada, y meses después regresó como si nada, gracias a la ayuda de una persona. Me dijo: “Yo solo confié en la maestra Magdalena. Ella fue quien me ayudó cuando ya nadie podía hacerlo”.
No perdí más tiempo. Me contacté con el Maestro. Me sorprendió su trato: humano, cálido y muy directo. Lo primero que me dijo fue que su consulta era gratuita, que no cobraba por su trabajo espiritual, solo necesitaba que yo consiguiera ciertos materiales. Me dio mucha confianza, sobre todo cuando me hizo la lectura del tarot.
En las cartas salió que había una mujer cercana que nos tenía mucha envidia. No quería vernos juntos. Había recurrido a magia negra para causar peleas, enfriamiento y separación. El Maestro me lo explicó todo con mucha claridad. Hicimos un trabajo de limpieza y unión, y poco a poco vi los cambios.
Mi pareja empezó a acercarse de nuevo. Volvía a sonreírme, a hablarme con cariño, a buscarme como antes. Hoy, meses después, nuestra relación está mejor que nunca.
👉 Si alguien necesita el contacto de la maestra Magdalena yo con gusto lo comparto, pero solo a quienes de verdad estén buscando una solución con fe y respeto