07/08/2015
Las damas de honor forman una bella institución en una boda, ya sea aquí o en cualquier otro lugar del mundo, pues este componente del cortejo nupcial ha estado presente en todos los países desde que se tiene constancia de los enlaces nupciales.
La idea que tenemos en España de las damas de honor es la de dos o varias mujeres jóvenes que acompañan a la novia en su recorrido en el cortejo nupcial hasta el altar. El cortejo comienza cuando los novios salen de su casa camino hacia la Iglesia o espacio donde vaya a tener lugar la ceremonia. Las damas de honor acompañan a la novia durante todo el cortejo, desde que sube al coche, momento en el que la ayudan en este trabajo, hasta que se acerca al altar, donde la acicalarán en todo momento la cola del vestido, el velo y todos los elementos que puedan verse malogrados. Son una especie de doncellas de la novia.
En otros países, las damas de honor adquieren un cargo más importante en la boda que en España, viéndose, por ello, multiplicado el número de chicas. Las damas de honor no sólo tienen allá la misión de arreglar el vestido de la novia, sino además de ayudarla en vestirla, preparar la boda y llevar la colocación de los invitados en la Iglesia y en banquete. En muchos países, además, está instaurada la figura de los caballeros de honor (bridesman). Los caballeros de honor, actualmente, se encargan igualmente de las atenciones a los invitados y en el cuidado de la novia. Son elegidos entre los hermanos y primos de los contrayentes o, en su defecto, entre los amigos del novio. Los cometidos de los caballeros de honor se han transformado completamente a lo largo de la historia. Curiosamente, este papel tan cortés que se ha descrito fue, en un pasado, todo lo contrario, pues parece ser que los caballeros de honor eran amigos del novio que lo ayudaban en la operación del rapto de la novia para luego casarse con ella. Como es natural, la familia de la novia se oponía, siendo frecuentes las luchas, de modo que el novio precisaba de protección. Estos acompañantes eran, así, una especie de escoltas y padrinos del novio. Pero esto era así en tiempos muy remotos, primitivos.
Después, los caballeros de honor pasaron a intervenir como testigos de la boda. En la Edad Media, existían estos acompañantes pero no como testigos, sino como lacayos de la novia, igual que las damas de honor. En los tiempos modernos, los caballeros de honor tienen funciones similares a los de las damas de honor durante la boda, donde dama de honor y caballero de honor formaban pareja, aunque sin serlo realmente. Por ello, días antes de la boda, se hacen presentar a las damas y los caballeros de honor. Esta organización en pareja obedece a la costumbre tradicional de acompañar siempre a una dama.
Uno de las tareas exclusivas de los caballeros de honor es la de cortar y repartir las porciones del pastel nupcial a los invitados, aunque no hay que olvidar que es la novia la que parte el primer trozo.El origen de las damas de honor se remonta también a tiempos primitivos, cuando existía la sañuda costumbre del matrimonio por rapto. Este procedimiento consistía en capturar a la novia, aun salvando los obstáculos y resistencias que ponía tanto la novia como su familia. Las damas de honor no son más que una alegoría a los guardianes de la novia ante su rapto, o sea, sus protectoras o madrinas. Por esta razón, las damas de honor siguen el paso de la novia hacia el altar, para ampararla en todo momento. A las damas de honor también se las denomina madrinas de honor, por su carácter protector (recordemos a la hada madrina de Cenicienta).
En lo referente a la elección de las damas de honor, lo habitual es seleccionarlas entre las hermanas o primas de la novia o, en su defecto, entre las amigas de la novia. Deben ser jóvenes, no rebasando lo cuarenta años. Del mismo modo, tampoco resulta adecuado que una novia entrada en años disponga de damas de honor. Las damas de honor también pueden ser niñas no muy pequeñas, de entre nueve y doce años de edad.
Tradicionalmente, la novia era la que escogía la indumentaria o las telas para encargar la confección del vestido de sus damas de honor, para que su atuendo fuera en consonancia con el estilo de la boda. Común era también el que esta corte fuera vestida de blanco. Muchas de estas usanzas han cambiado, y hoy hay total libertad para que las damas de honor elijan su vestido, siempre que se pongan de acuerdo entre ellas.
Lo normal es el vestido largo de color único, a conjunto con un pequeño ramo de flores.